El
fuego arde, la llama quema y a quemaropa
una
cisterna de agua se vuelca sobre el muerto.
¡Tarde!
Tarde
llegó el agua.
Aguardiente
habría hecho más rápido sus pesares.
Tardes
enteras jugaba con el fuego,
sabiéndose
ya muerto por el humo,
sabiendo
que respiraba tiempo.
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