jueves, 22 de septiembre de 2016

¿dónde nació el adiós?




Me pregunté cuantas veces

me soñaste dormida,

cuantas lo hiciste despierta

sobre la almohada y

cuantas horas de la madrugada

pasaste muerta.



Dormí y con creces,

encontré tu partida

y la respuesta a la pregunta

que me dijiste. ¿Dónde

nació el adiós? Anoche,

muy cerca de la luna...




Farolas y candiles


Era un pasillo largo,

se iluminaba por candiles

y farolas.

Sí,

farolas y candiles a miles

entre las paredes

de un amargo pasillo,

pero ancho

para que pasasen al lado

el orgullo y el olvido.



Nunca se estrechó,

nunca iluminaron menos

las farolas,

nunca se apagaron

los candiles...

nunca llegó el final

pues el paseo era eterno:

nunca iba a acabar

ni a cambiar,

el mundo era un desierto.


la ironía de la llama


Cuando sea un verso

como fue el nuestro,

un bonito soneto

que recorría ambos cuerpos.


Que sea como la poesía

donde la vida te sonreía

y tu eras la vida mía.



Derretías de mi alma

el hielo que la enfermaba.



Cuando sea el tiempo

abrazo de nuestros besos,

caricia de los deseos

en la arena de tus dedos.


Que sea como la ironía

de en el enfado ser alegría

y de la alegría la sonrisa.



Eres tú la llama,

el fuego me acompaña.

Un castigo


Imploro un castigo.


Señor, no dejes que esta herida

cicatrice.



Sobre mi tumba un lirio.


Señor, que sea blanco como

mi crimen.

La espuma sube sobre la marea.

Envidia


Tus ojos cristalinos en su agua ondean.



¡Envidia!

Envidiosas las sirenas que buscan

en la espuma esa mirada llena.


Mientras yo perdido en el canto del mar,

olvido que en tus ojos mi rostro

es lo que realmente se refleja.


Tarde


El fuego arde, la llama quema y a quemaropa

una cisterna de agua se vuelca sobre el muerto.

¡Tarde!

Tarde llegó el agua.

Aguardiente habría hecho más rápido sus pesares.

Tardes enteras jugaba con el fuego,

sabiéndose ya muerto por el humo,

sabiendo que respiraba tiempo.