jueves, 15 de enero de 2015

¿Qué somos?

No somos nada ni nadie.
Tan solo arena que se escapa
entre los dedos de quien es alguien.
Somos el respirar de la ventisca
que fría enloquece, gira
y menosprecia tus caricias.
Productos de mentes, dementes,
que guardan pero no mantienen
lo inventado por nuestras gentes.
¿No somos nada ni nadie?
Quizás el agua sin rumbo
que del rumbo del río no sale
o el manto que a veces cubre
enrojece los valles y aparece,
entre los andares de la calle.
La soledad de una isla
que tan alejada reposa
y las miradas hipnotiza.
Somos un llanto, una mirada,
un alma que a veces canta.
Somos nadie en la nada.

Media sonrisa

(De fondo parpadea una guitarra,
la sostiene la mano inexperta)

Hoy, no nos queda tiempo.
Quisimos aprender a volar los mares,
a nadar el cielo.

Cada estrella que entonces nos miraba
hoy nos llora y nos quita la vida.
Más allá del infinito apuntabas

yo acepté tu compañía
cansado de mi propia soledad.
Jamás estuvimos en armonía.

No fuimos capaces de aprender,
de sonreír como lo hacen otros.
Una vez una herida me dio a ver,

que la vida a veces pasa lenta,
lo triste que es la sonrisa del pobre
¡Pero que sincera!

Vestido de volantes

Que corto es tu vestido de volantes,
tan corto que puedo ver tus piernas cortas.

Que elegancia y que sutileza
ese porte de mujer que reconforta.
¡Nunca pierdas ese porte, ese andar!
Creciendo aprendes muchas cosas,
pero esa postura... no la pierdas,
me gusta como pequeña, posas.

Que blanco es tu vestido de volantes,
casi tanto como tu hermosa piel.

Niña de mis ojos no me crezcas,
si me quieres niña, a la edad no te des.
No quiero ver el odio del mundo
reflejarse en tu linda tez.
Niña buena, blanca niña,
no te pierdas con la madurez.

Que bello es tu vestido de volantes,
tan bello como tus rizos dorados.

con que soltura caen por tu espalda
y se enredan entre los dedos de tus manos.
No te me cortes el pelo, niña
no pierdas tus poderes humanos
y con ella la cabeza que los adultos
perdieron volviéndose desdichados.

Ese lazito en tu vestido de volantes.
¡Qué barbaridad! Bonito sobre tus ojos,

tan azules son ambos que me pierdo
en tu inocencia de flor de loto,
no la pierdas, te lo pido por favor.
Si pudiese yo satisfacer tus antojos
y protegerte de el mundo adulto...
¡Pero es que del mundo adulto sobro!

lunes, 12 de enero de 2015

El golpe del mar.

Una lanza se clava en el agua
otra atraviesa mi humilde corazón.

Una flota,
la otra, no.

Donde es más caliente se para,
allí donde puede causar más dolor.
Amenaza con la muerte, pero no alcanza
a cortar el canto del ruiseñor.
Y ese canto en el mar se clava,
más poderoso que un cañón.

Pero en el mar flota,
en mí, no.

Se escucha en el monte una bala
se clava en el pecho del leñador,
mientras cae el árbol que tiene el hacha
atravesando su madera y mi tendón.
De esa madera el barco "Esperanza"
de la nada, y sin rumbo, nació.
Una lanza lanzó su estocada.

La madera flota,
mi barco, no.

A alguien que se ha ido


Duele el llorar por el aire,
Que nos abandona y no vuelve.
Duele ver los pétalos caídos
Marchitados sobre restos fúnebres.
El agua sucia no aclara,
De los amigos, nuestras mentes.
Es negro el denso túnel,
Amargo el sabor de la muerte.
Sobre todo si le querías,
Y saber no volverás a verle.
Dulce es ahora su camino
Mas no para los que aún se mueven.
Y los tallos que se entrelazaban
Separados pierden el verde.
Los ojos que antes se lucían
Ahora parpadean inertes.
Ahora descansas, no sufres,
Ya sufrimos nosotros por ti,
Tu ya has vivido demasiado
Nos toca a nosotros vivir.
Viviremos con tu recuerdo,
Y el recuerdo de tu sonreír.

Juntos lo superaremos,
Y así el mundo ser feliz.
Ya sufriste lo que nadie debió,
Duerme, haber si yo puedo dormir.
Duele por los que te quieren,
Y yo quiero a su vez,
No ver sus ojos eclipsados
Mirarlos y ver.
Tratar de hacerlos sonreír
Aún así no poder.
Pero en su mirada profunda

Veo un espejo de mí ser.

Un solo día

Las nubes sostienen el azul cielo
donde tú y yo nos encontrábamos
entre las hadas y rayos volando
callándonos entre suspiros, besos
de estas nuestras mañanas.

Entre rocas sostuvimos el velo
de un amor perdido de la mano
y mas juntos seguimos escalando,
alejando nuestros pies del miedo
en las duras montañas.

Lloramos entre los mustios anhelos
las hojas caídas, los árboles altos,
que el viento tiraba con su canto
y aun siempre superamos los celos
que nos apagaban.

Atardeció, y tocamos el suelo
en la pradera sus flores tumbados
escuchando de los otros el llanto
y, a veces, riéndonos por momentos
de las suyas miradas.

Llegamos al abismo de recuerdos
la noche ya nos cubrió con su manto
dormimos para no levantarnos
en memoria todos los sentimientos

que nos enamoraban.

Sombras fúnebres




Manchas en las oscuras calles
de viandantes desdeñados
 tras las sombras, los lugares
de  páramos marchitados.

Y del monte una cascada
resbala en la fría roca
y en sus aguas cristalinas
mis penas desembocan.

En mis parpados teñidos
de carbón y rosas,
se desechan los recuerdos
que escondía en mi alcoba.

De aquellos oscuros días
en la noche de mis recuerdos,
eran todos recordados
y desechados los más cuerdos.

Sombras fúnebres marchan,
por la espesa ciudad,
son mis pasos más tardíos,
que en sí, la eternidad.

Y tras la sombra marchaban
cercanos los pasos de mensajeros
de oscuras noticias breves
y de pájaros traicioneros.

Lloran los más locos
ríen los menos cuerdos
formando una orquesta
de cantores sin sentimientos.

 En la oscura mañana
dice el roble envejecido
no hay sol tras mi ventana
para mí no hay sentido.

Y ese tornado que atormenta
los corazones de los más nobles
ahora atiza con la misma fuerza
a los que serán sus sucesores.

Sombras fúnebres marchan,
por la espesa ciudad,
son mis pasos más tardíos,
que en sí, la eternidad.

Es el paso más lento
Es el más rápido a su vez,
pronto llega y lento marcha
el sonido de la vejez.

Llora pues, ¡no hay temor!
Mas tampoco escapatoria.
Lo más triste es saber que no,
no quedaran mis pasos en memoria.

Si no puedo escapar
¡Para que correr!
dejemos que llegue silenciosa
y decida por su parecer.

Y luchan por llegar a la cima
aquellos que no podrán llegar,
son sus pasos más tardíos
que en sí la eternidad.


Es una lucha contracorriente,
que desde el inicio está perdida
aún así luchamos
de forma desmedida.

Ciegos somos por vivir,
Son palabras del aire
Las que cuentan los minutos
Las que soplan las verdades.

Rayo de luz, ilumina mis ojos
Tan falso como la luz en sí,
Ya que quieren dejarnos ver
Y darnos motivos para vivir.

No existe tal motivo,
Existe el sobrevivir,
Existe el ir andando
Por un rumbo sin descubrir.

Tal vez eso sea lo bello
El andar por andar
Con pasos firmes y seguros
Que no podrás dar.

Cada paso es un golpe,
cada golpe, un paso atrás.
son los momentos, últimos.

Y el morir es un andar.